domingo, 19 de enero de 2014

Observador (reflexión)



Me siento a observar a la gente tal y como lo hace el que estudia a cualquier animal. Veo y observo cómo van progresando en su vida. Me alegro al saber que siendo jóvenes ya han llegado a alcanzar sus metas de tener una casa y una familia. Lo peor es que observo la vida de los otros como si yo no tuviera una propia. La vida sigue siendo algo ajeno para mí. Sigo sin saber por qué estoy aquí y tampoco qué meta he de alcanzar que no sea la muerte. Es posible que sea dueño, como dijo el amigo, de mis días entre mi nacimiento y mi muerte pero no lo es menos que tras tanto tiempo observando sigo sin saber cómo actuar para salir de la celda en la que me encuentro. Siempre ganan los mismos, los que me humillan se llevan la victoria y son apoyados por los que creía amigos. Me toca perder y fracasar tal y como siempre he hecho desde hace cuatro décadas. No me queda nada. Seguiré observando a los demás mientras mi propia película va quemando una nueva etapa cada día. Seguiré siendo el alfiletero de los dardos ajenos, la esponja que lava sus miserias, el hombro en el que todos lloran, aquel al que nadie llama para algo divertido, el que sigue sin saber por qué nació y por qué sigue vivo. Cuando todo termine dejaré mi sitio a otro que sí quiera vivir y protagonizar una película de la que todos conocemos el final. Cuando todo termine yo seré feliz y el mundo más al no estar yo. 

1 comentario:

  1. Las vacas tienen sentimientos, lloran, mugen, largo y tendido cuando se llevan a sus terneros... Comenzaré a repasar mi segunda novela en verano, esa que puede, según tú, llevarme al reconocimiento... o no. Si me haces buena reseña la incluyo como prólogo, con tu permiso, claro ¡Cuatro décadas! Te hacía un lustro menor. El mundo no será más feliz si no estás. Abrazo :)

    ResponderEliminar