martes, 10 de febrero de 2015

Boyhood (crítica)


Cuando Richard Linklater le contó el proyecto de esta película a la inmensa Patricia Arquette la actriz estaba viviendo lo mismo que vive su personaje. Es más, a lo largo del rodaje, que se ha extendido durante doce años, ella ha vivido lo mismo que su personaje. Este reflejo de la infancia a lo largo de más de una década y filmada "en tiempo real" es un claro mensaje directo a tu cerebro si quieres saber de qué va esto de la vida.


En este caso el director tenía claro que ni iba a recurrir a las empresas de casting de actores ni iba a hacer el truco de siempre. Esto es una década en la vida de todos los actores que intervienen. Todos son distintos al terminar la cinta y todos lo somos al terminar de verla. La infancia dura diez años, los palos duran el resto de tu vida. El reflejo de esa etapa que nunca terminamos de añorar es muy acertado. El declive personal del personaje de Arquette es también el nuestro, el que nos espera o el que estamos ya viviendo.


La desgarradora interpretación de la actriz y una de sus frases, "Pensaba que habría algo más", podrían resumir a la perfección la historia de Mason, su hermana y su madre. La película no tiene mérito por haber tardado diez años en grabarla sino por ponernos un espejo en la gran pantalla en el que todos nos vemos reflejados. Esta lección de filosofía pura y dura ha de servirte para conocer la que te espera o para revivir lo que ya sabes. Obligado su visionado.

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