lunes, 18 de abril de 2016

John Cleese - So, anyway...(crítica)



La biografía de John Cleese es un verdadero paseo por otros tiempos de la televisión británica. El otrora profesor, una vez le di clases de español a un alumno suyo y me comentó alguna que otra anécdota, se fue convirtiendo en guionista de televisión y finalmente fue mundialmente conocido por su colaboración en Monty Python.

Cleese repasa no solo una época dorada de la BBC sino programas históricos como At last the 1948 show en los que colaboró con Marty Feldman, otro guionista y luego actor histórico, y Chapman. De este último es quizás del que más habla Cleese al recordar cómo el extinto y antedicho actor sufrió antes de reconocer su homosexualidad y convertirse en actor famoso.

La forma de escribir de Cleese es similar a su forma de dar clase o a lo que se pudo ver en su glorioso The Alimony tour. Explica los distintos pasajes de su vida con una facilidad pasmosa y con una claridad digna de elogio. Conocer algo mejor los entresijos de tan magno personaje es un ejercicio de búsqueda interior y, posiblemente, incluso te empuje a ver las cosas de otra forma. Recomendable.

Yo pienso por ti (reflexión)

Dentro de los prescindibles nos encontramos aquellos que, a pesar de pasar por educados, somos ninguneados por los imprescindibles. En muchas ocasiones nos encontramos con que nuestra pareja nos regala algo porque piensa que nos hace falta o nos apetece e incluso se llega el extremo de estar hablando con alguien y tener que soportar a uno del otro grupo que interrumpe la conversación "para salvarnos" de lo, supuestamente, aburrido de la misma.

Este tipo de ayuda nos hace pensar seriamente en ese silogismo en el que estamos inmersos. No sabemos demasiado bien si nosotros vivimos la vida o si la vida nos vive a nosotros. Por no molestar, por ser educado y por no meter la pata vamos permitiendo que otras personas nos vayan dirigiendo la vida marcando nuestros pasos por un camino que no siempre hemos escogido. Nos tememos que, como dicen los ingleses, los peces no saben qué es el agua ya que no tienen otra realidad. Por eso mismo, al ir nadando en esta corriente hacia la muerte, muchos piensan que necesitamos un timonel que nos diga dónde hemos de parar para "pasarlo bien". Ignoran que la muerte también les acecha y que de nada sirve la diversión más que para entretener a tu cerebro mientras sigue muriendo.