La veracruzana Fernanda Melchor ha logrado con esta novela el reconocimiento que se le debía. Te avisamos de que te será bastante complicado encontrar algo similar en lo que respecta a estilo y a crudeza. ¿Te atreves a afrontar su lectura?
Podría afirmarse que la autora nos cuenta una historia de violencia siguiendo el estilo de Joyce, pero con una larga serie de vocablos mejicanos que no dejan de enriquecer nuestro idioma. De hecho, cada capítulo es como lanzarse al mar sobre un tetra brik. No sabes qué te puede pasar, no hay un orden concreto y la narración es un torrente de frases y palabras escritas casi de forma automática.
La caótica puntuación, los latigazos de realidad y una magistral manera de darle una vuelta de tuerca a los límites literarios son, sin duda, los puntos fuertes de esta obra. Recuerda que necesitarás, a pesar de tener unas 200 páginas, bastante tiempo para ir asimilando cada pasaje y que su lectura puede provocarte sensaciones encontradas. De lo valiente que seas dependerá que puedas sacarle el máximo partido a una obra completa, inclasificable y imprescindible para alejarse totalmente de lo que entiendes por literatura.
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