Es Muñoz Gijón un autor prolífico, abonado al disparate como género literario y, sobre todo, muy crítico con la endogamia de la ciudad de Sevilla. En esta nueva entrega no iba a ser menos y vuelve a dar en la clave.
Lo hace con el chistoso policía Jiménez, con una comisaria vasca y con el robo de un documento del Archivo de Indias por un motivo más importante de lo que parece para los que no son de la ciudad o de Andalucía. La acidez de la crítica se maquilla con pasajes repletos de comicidad, notas de voz, guiños a la cultura de la ciudad y muchísima retranca.
Así, la obra va más allá de lo que parece, algo para pasar el rato, y pone el dedo en la llaga de algunos aspectos esenciales para el sevillano profesional. Verse en un espejo no siempre gusta a muchos. Leer esta novela ayuda a entender algo mejor a los nacidos en tan bella ciudad o comunidad autónoma.
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