Esta primera obra en español del autor parece resumir, a la perfección, su forma de escribir. Su estilo es fluido, limpio y exacto, pero quizá tiene como principal enemigo que se parece bastante al del inmenso Eduardo Mendoza.
La obra está bien planteada y tiene como tema subyacente la corrupción política. Lo peor del caso es que durante su desarrollo hay pasajes que se pueden eliminar fácilmente ya que no aportan nada, sino más leña al esperpento.
Si bien es cierto que la trama está bien planteada, quizá los personajes sean demasiado esquemáticos y caen en el tópico sin complejos. Al final de la novela queda una amarga sensación como si se hubiera leído más un cómic que una novela en sí.
Eso sí, puede ser una novela más que recomendable para los amantes del humor y de no complicarse demasiado la vida leyendo. Incluso los más sibaritas encontrarán algo positivo en su prosa que, en ocasiones, parece que puede ser mejor y que el autor ha puesto algún tipo de límite para que no lo sea. Se aconseja su lectura en medios de transporte y reuniones del consejo de administración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario