Mucho se ha venido hablando, y por lo general mal, de esta serie de Netflix basada en la homónima serie de libros de Elisabet Benavent. Nadie parece haber entendido que una cosa es la inspiración en las novelas y otra que la serie tenga que reflejar fielmente su contenido. Aparte, se ha tildado a esta primera temporada de vacía, poco profunda y similares, pero ¿es verdad lo que dicen los críticos?
Pues no. La serie ni es «un Sexo en Nueva York a la española», ni «un horror con demasiado colorido» como se ha publicado. Tampoco es la excusa perfecta para «enamorarse de Madrid», ni nada que se le parezca. Más bien, es un corte en vertical a la vida de varias mujeres que superaron la treintena y que se enfrentan a diversos problemas.
Aunque Diana Gómez brilla por su belleza y por una interpretación magistral, también destacan una directa Silma López (Lola), una brillante Paula Malia (Carmen) y Teresa Riott (Nerea). Maxi Iglesias nos parece un poco frío e Ibrahim Al Shami equilibra un poco la fuerza interpretativa de Diana cuando comparten alguna escena.
Se ha comentado mucho el tratamiento del sexo que hace la serie, pero no sería conveniente pensar que es una excusa para ganar adeptos, más bien se refleja de forma totalmente natural y sin complejos lo que se agradece.
A destacar, el cuidado de cada detalle, una decoración perfecta, una fotografía de enorme calidad y la elección de una banda sonora perfecta para cada capítulo. En no pocas ocasiones, la serie nos recuerda a aquellas comedias ligeras de la década de los 90, pero impregnadas de pura realidad y dureza.
Las dudas existenciales, los problemas, el paso del tiempo y otros aspectos son los protagonistas directos de una serie que ni es solo para mujeres, ni es para pasar el rato. Más bien, es para que nos veamos reflejados/as en ella. Muy recomendable.
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