El Premio Planeta siempre ha logrado un hito cuando lo hemos leído, jamás nos ha gustado. Ni nuestro escritor favorito, Eduardo Mendoza, logró conquistarnos hace unos años. Silva rescata a su pareja de la Guardia Civil para una novela negra de resultado desigual que ha sido galardonada con el citado premio. Nos tememos lo peor.
Cuando se habla de novela negra siempre se respeta el esquema de crimen-alguien que lo investiga-evolución y desenlace. En esta ocasión se investiga el crimen cometido contra un compañero del protagonista pero a lo largo de sus páginas asistimos a un texto en primera persona de Vila que acompañado de Chamorro lo único que hacen es lograr que perdamos el tiempo asistiendo al psicoanálisis del primero y a la pasividad de la segunda.
Si este tipo de novelas no tiene acción y el caso se resuelve a la ligera en las últimas 60 páginas, por no decir en el epílogo, estamos ante otro tipo de novela que si ha recibido el premio es más por quien la firma que por lo que contiene. No nos cabe en la cabeza que se nos pinte a un Guardia Civil cerca de los cincuenta años como un tío fajado en mil batallas y casi de otra época y que el mismo hable como Enrique V.
Nos parece curioso lo curtido del personaje y su amor por Battiato o Cohen. Lo que tampoco nos agrada es que el texto se trufe con referencias a Eurovegas, la crisis o el uso de las redes sociales como queriendo analizar la sociedad en un recurso inútil que empaña aún más el texto. Resumiendo, lo único interesante de la novela son las ciudades donde dice Silva que la redactó.
Totalmente de acuerdo. Se te ha olvidado mencionar los guiños estúpidos al nacionalismo catalán que si calçots, que que majos son los mossos... llega a decir estupideces como que los mesetarios ya de cuna tenemos prejuicios hacia los catalanes. También se le cuela algunos ramalazos proetarras. Sin comentarios. Una pérdida de tiempo y de dinero, paso de los Premios Planeta.
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