Habíamos leído que la serie era para pijos o millenials. Que no merecía la pena. Que era una locura más de Coixet y que dejaba mucho que desear. La primera apuesta de HBO por una serie que se sale de lo habitual no puede ser más perfecta.
Y lo es porque Laia Costa y Guillermo Pfening actúan con una naturalidad que traspasa la pantalla. Se nos narra la relación entre ambos, cómo va creciendo todo desde un simple café hasta que llega a confirmarse. Que su sentimientos sean capaces de llegar al espectador es algo a tener muy en cuenta que no siempre sucede.
Y si llega es porque todos hemos pasado alguna vez por lo que viven los protagonistas. El guión es fantástico porque se mete en la mente masculina y en la femenina con enorme acierto. La historia conmueve y es una serie que puede ayudarte a ver la vida desde otro punto de vista.
En lo técnico, Coixet cuida al máximo la fotografía, no invade las escenas y logra crear un fresco pintado con exactitud muy difícil de ver en las series más famosas. Sí, a pesar de lo que dicen algunos, es una de las mejores series del año.
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