Quintana confirma en esta pequeña obra que es posible tejer un texto de forma artesanal, sin venderlo al peso y, sobre todo, mantener la esencia de la literatura.
La protagonista de esta novela corta va pasando de la ilusión a la tristeza, del amor al odio y de la compasión a la crueldad. La ubicación de la acción en una casa destartalada desde la que se ve el mar subraya la sensación de aislamiento. Sin duda, la inclusión de americanismos, el juego con la gramática y un hilo narrativo tan aparentemente sencillo son elementos inequívocos del talento de la autora. Puedes llamarlo cuento, relato o novela, pero no deberías dejar de leer una obra que te deja pensando y que remueve tus sentimientos de una manera que habrás de experimentar en primera persona.
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