Teníamos ganas de leer una de las obras del que se ha considerado como uno de los autores galos con mayor éxito de ventas. Sin duda, acertamos totalmente al enfrentarnos a una obra que supone un reto constante para la mente del lector.
Es importante mencionar que lo de entretejer distintas historias no es nada nuevo. Tampoco lo es utilizar una estructura de muñecas rusas que permiten ir encajando aspectos de la trama a medida que van pasando las páginas. Lo complicado está en romper la cuarta pared entre el personaje y el escritor, pero también entre la obra y el lector.
Dividida en varias partes, hay varias novelas en una y en todas no se descuidan aspectos como la psicología de cada personaje, su modo de hablar o su adaptación a las necesidades del argumento. Que al leer una novela se rompan los esquemas, aunque con técnicas usadas por otros autores, siempre supone un recurso ideal para mantener la atención.
Y más todavía cuando a Musso se le ha colocado la etiqueta de autor comercial que en este caso, y sin que sirva de precedente, solo obedece a que vende mucho y no a que redacta una literatura de segunda división. Si no te gustan las novelas planas no te dejes llevar por la sinopsis porque esta te va a sorprender en cada capítulo.
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