Nick Hornby ha vuelto a hacerlo. En una mezcla genial entre el fanatismo musical y las relaciones personales ha conseguido su objetivo. Un trío amoroso con fuertes dosis de la idiocia provocada cuando uno es fan de alguien e incluso con la participación del idolatrado forja una historia cargada de sentimientos, escrita muy al estilo del escritor y que deja con ganas de más.
No pasan ni 24 horas hasta que el propio Tucker Crowe le responde a Annie comentando qué le parece su crítica. Duncan decide irse con Gina, una compañera de trabajo, y Tucker entabla una relación con Annie e incluso viaja a Gooleness, un pueblo inglés donde reside Annie, para conocerla y vivir con ella unos días. La foto falsa que circulaba por internet de Tucker Crowe provoca que cuando Duncan tiene delante de sus ojos a su ídolo no le reconozca.
Annie le presenta y él consigue sorprenderse aunque desaparece de la obra a partir de ese momento. Una relación sexual después Tucker se va y Annie parece querer seguirle a Estados Unidos. No es literatura, no es un libro de aeropuerto, es la vida misma donde se trenzan la desidia, el amor, el desamor, la pasión y la amargura. Gran novela.
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