Como para tantas otras cosas en la vida, Loquillo fue el que me puso tras la pista de este escritor. El título ya me enganchó, la lectura me pareció gloriosa. La obra se ha convertida en una de mis novelas favoritas por los motivos que os enumero a continuación.
Primero porque se desarrolla en la Barcelona que no aparece en los folletos. La ciudad sigue manteniendo, afortunadamente, algunos rincones ajenos a los turistas donde poder encontrarse a personajes como los descritos en esta gran novela. Segundo porque habla de Johnny Thunders que, por motivos que no vienen al caso, es uno de esos músicos que dejó escrito su nombre con sangre en el libro del rock.
Y tercero porque Zanón cincela cada frase en tu cerebro. Ese estilo entre Bukowski y Hemingway nos parece un híbrido perfecto y nunca leído en un autor español por más pose que usen algunos. La historia en bruto y las grandes frases se dan la mano para contar una historia sórdida que bien podría pasarle a muchos de nosotros.
Como muestra de lo que vengo diciendo sólo tenéis que leer el último capítulo. Las páginas más gloriosas de la literatura española de los últimos diez años están ahí. Avisados quedáis de que esta obra maestra es de obligada lectura.
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