Knausgard se ha convertido, por derecho propio, en uno de los escritores escandinavos más interesantes para el resto de Europa. Su obra Mi lucha se va publicando en nuestro país a razón de una novela al año. La primera, La muerte del padre, nos enamoró. El que fuera hijo ahora es padre enamorado y vuelve a tejer una historia que no es otra cosa que la transcripción de su vida.
Porque escribir sobre la vida de un hombre enamorado es una labor que se puede afrontar de distintas formas. El autor opta por seguir adelante con su estilo y se aleja de cualquier tipo de idea preconcebida que sobre el tema pudieras tener. Su estilo sigue siendo realista, recuerda a Proust y a Balzac y en esta novela incluso parece querer hacer prevalecer su carácter noruego contra la personalidad de los suecos de Estocolmo.
La narración imparable de sucesos tan básicos como una fiesta de cumpleaños a la que asiste con su hija o un paseo por la ciudad bajo la lluvia bien pueden aburrir a los que esperan un best seller pero no a los que disfrutamos de una literatura artesanal, hecha con las tripas y con la energía de varios autores que todos tenemos en mente. Más que una novela es una clase magistral de cómo hacer una literatura que refleja la vida. Enorme. Lectura obligatoria.
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