Murakami siempre ha tenido la mágica capacidad de escribir unas novelas en las que los mundos paralelos se funden con el mundo real en una espiral, en forma de trama, que termina por arrasar la mente del lector debido a la gran complejidad de sus estructuras novelísticas y a su innegable calidad literaria. Por eso nos ha sorprendido el libro que hoy os comentamos. Siete relatos nos devuelven a un autor que sigue tejiendo en el mismo telar pero que se muestra mucho más cercano a la realidad.
Curiosamente, y posiblemente sin que sirva de precedente, los protagonistas de estas historias son hombres que, de forma diversa, han sido abandonados por mujeres o bien tienen una relación complicada con alguna de ellas. Que nadie piense que esta obra tiene relación con el consultorio sentimental del autor ya que es, más bien, todo lo contrario.
A las dos genialidades tituladas Sherezade y Kino unimos el relato que da título al libro. En todos tenemos la sensación de que los hombres no dejamos de ser sino títeres en manos de las mujeres, de que somos seres que necesitamos de una mujer para sentirnos más completos. El pesimismo se une a la fantasía típica del autor que tampoco deja de recordarnos a sus compositores favoritos en un conjunto de relatos brillante que pueden servirle al lector habitual para esperar con ansia su próxima novela, aunque viendo sus últimas obras ya veremos qué sucede, o bien al lector que desconoce al autor para conocer a un premio Nobel en funciones que sigue demostrando que la literatura es un arte cuando alguien como él la produce.
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