Tenía muchísimas ganas de leer esta última novela de la tetralogía y casi me la quita un famoso crítico que, por cierto, no se ha leído la novela. Este sujeto indicaba que hay "demasiadas páginas" y que el texto peca de "exceso de melodrama". Con Ruiz Zafón nunca se cumplen ninguna de las dos premisas por lo que confié en la sabiduría del autor para adentrarme en este laberinto.
La novela remata todas las historias pendientes con maestría y se convierte en la mejor de las cuatro aunque sin las tres anteriores no tendría sentido. El autor se muestra mucho más suelto a la hora de comentar distintos aspectos así como de derrochar un humor fino y crítico que conecta con la actualidad. Los personajes son ya nuestros y la adición de Alicia Gris supone un enorme aliciente tanto a la trama como a la forma de expresarse de una mujer atribulada. Ruiz Zafón domina perfectamente este tipo de lenguaje y dota a este personaje de unos aspectos más que destacables.
Fermín y Daniel siguen formando esa pareja para la historia de la literatura española. Barcelona sigue siendo el perfecto escenario para una trama que, como dice el autor, es un laberinto con varias puertas. Y lo mejor de todo es que en esas pinceladas de novelas de los sesenta y setenta que cambiábamos en el rastro se funden con la novela decimonónica más pura y con la literatura más moderna. Si a esto le añadimos que el autor no venderá los derechos de esta tetralogía para hacer una película o una serie estamos ante un homenaje a los libros con todas las de la ley. Compra y lectura obligada para los que siguen pensando que leer una novela es meterse en una historia maravillosa que nos evada de nuestra propia realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario