viernes, 24 de febrero de 2017
Observando (reflexión)
Odio ir a los centros comerciales. No tengo nada que comprar y no me interesa el ambiente de plástico que allí se respira. Alguna que otra vez, algo así como una cada mil días, hay que ir y me gusta observar a la gente. A los que devoran comida letal en compañía de sus hijos, a los que se disfrazan de lo que las grandes marcas les dictan, a los que parecen disfrutar a golpe de tarjeta de crédito, a todos ellos. Y me gusta porque me alegra saber que queda gente que sigue teniendo planes de futuro para sus vidas. Que hablan de lo que harán esa misma noche o ese fin de semana a pesar de que nadie sabe si estará aquí dentro de cinco minutos. Hasta la demente de pega que vende las fotos de su genial novio muerto para intentar exprimir el chicle tiene planes de futuro. Todos menos yo.
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