La obra comienza de forma magistral y sin introducción. Entramos en el salón de la casa de los Carnero mientras están cenando. Es entonces cuando comienzan a sucederse los acontecimientos a un ritmo vertiginoso durante los 90 minutos aproximados de representación. A destacar, el magnífico trabajo de los actores y una dirección exquisita de Peris Mencheta.
El texto deja bien claro el argumento aunque, como siempre, habrá muchos que vayan al teatro a ver a «los de la tele» y que incluso salgan del edificio pensando que han visto una comedia. Y es que parece casi una obligación reírse con los supuestos chascarrillos que incluye este drama existencialista que hay que entender más como el reflejo de la desesperación del protagonista y no como una sucesión de gags.
De ti depende ir a ver esta obra con los ojos más adecuados. Al salir, tendrás que escoger entre ser salmón o no. Si pasa por tu ciudad no dejes de ir a verla.
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