El inmenso Santiago Lorenzo se pone en esta obra manos a la obra presentando una de sus clásicas novelas de personaje sacado del inconsciente colectivo. Sus dotes como guionista salen aquí a la luz al presentar a Benito, un personaje con el que resulta muy fácil sentirse identificado y que no deja de tener pinceladas del españolito de a pie.
Sus ganas, su aventura y su trozo de vida que se nos narra forman un trío de sólidos pilares de una obra que entra a la primera y que se sitúa entre la novela y la crónica periodística. El autor domina como nadie una prosa llena de palabras propias y no deja que el lector se aburra. El resultado no deja de ser una novela más que recomendable para los que huyen de los luceros que dirigen a los anaqueles de los libros más vendidos.
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