Desde 1867 lleva esta novela escrita y sigue provocando todo tipo de reacciones. En su momento, fue calificada de pornográfica por exponer los sentimientos de Laurent y de Thérèse de una forma tan específica. Sin duda, es una de las grandes obras de la literatura universal.
Y no solo porque el genio y creador del naturalismo derroche su concepto literario, sino también porque se forja una historia con cuatro personajes marcados por un denominador común: la culpa. A medida que avanza la trama se va apretando la tuerca de la culpabilidad antes del gran final. Las frases largas, la exactitud descriptiva y una forma muy específica de entender cómo se redacta una novela son los elementos que hacen de la novela una magnífica manera de entender por qué ha influenciado tanto a los escritores del siglo XX.
Además, al contrario que otros autores del XIX, no se considera necesario el tener que aumentar la cantidad de páginas, las descripciones o lo que se narra. Zola va al grano, pero sin olvidarse del empleo de recursos estilísticos que hacen de la lectura un placer y, lo más importante, una invitación a pensar y a debatir.
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