Esta película de García Sánchez era una de mis cuentas pendientes. En su momento no la estrenaron en el cine de mi ciudad y ahora que la editan en DVD me parecía más que lógico hacer una crítica. La historia de Azcona, las pinceladas de Berlanga y el resultado final es inquietante e interesante al mismo tiempo.
El guión comandado por David Trueba nos parece bastante respetuoso con la novela original y el resultado de la película nos deja pensando sobre qué habría hecho Berlanga en su momento con esta obra de arte. García Sánchez sigue usando el plano secuencia y la forma de dirigir del inmortal valenciano por lo que apenas se nota el cambio aunque siempre hay detalles que echamos de menos.
El reparto, encabezado por el legendario Carlos Iglesias (uno de los mejores actores del país para un servidor), cuenta con Silvia Marsó, Laurentino Rodríguez (inconmensurable), Álex Angulo (genial), Carlos Larrañaga (para la historia), Mariola Fuentes (fantástica) y un cameo de María Galiana entre varios actores más que forjan una historia disparatada.
La muerte del abuelo de la familia coincide con el despertar sexual del adolescente de la casa, la reaparición de la cuñada de Pablo (Carlos Iglesias), la del marido de la cuñada, interpretada por Blanca Romero, la de los amigos del muerto, la del instalador de la televisión y todo lo que se os ocurra. El retrato de la España de los cincuenta es más que certero.
Pero ,como siempre hacía Azcona, no hay carcajada sino media sonrisa. No sabemos si es una comedia o un drama. No sabemos si hay alabanza o crítica. Nadie sabe nada porque es sólo un trozo de la vida de una familia más pendiente de quedarse con la casa y poner la televisión que del muerto. El resultado es una película a la que le falta algo pero que te hace meditar sobre el egoísmo que siempre fue una característica española. Hace sesenta años y ahora. Gran película.
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