Chirbes acaba de irse para siempre pero dejando tras de sí una senda a seguir por todo aquel que ame la literatura en español. Es posible que para muchos el autor redactase sus dos últimas novelas centrándose en el problema de la corrupción y analizando los fracasos de la burbuja que vivimos en este país. Quedarse sólo en eso es empobrecer, sin necesidad alguna, la espléndida prosa del autor.
En la novela que nos ocupa se analiza precisamente cómo subió el país hasta que reventó de éxito. Que conste que esto no se hace de forma partidista, no se buscan culpables sino que entramos todos en el mismo saco. A veces este tipo de novelas tienen cierta tendencia a mostrar la ideología del autor pero no es el caso. Chirbes va tejiendo la trama como un gran flashback en el que el personaje principal analiza todo lo sucedido en su vida.
Lo hace de forma cruda, directa y fácilmente comprensible pero que nadie piense que el autor tira de una prosa sin pulir. Al igual que hiciera Cela en La Colmena, Chirbes analiza la sociedad española de los años del pelotazo y de la posterior crisis económica. Lo hace como Wolfe o como cualquier genio de nuestra literatura de posguerra: de forma brillante. Lo malo del caso es que tuvo que ajustarse a la altura moral de personas que no sabían de nada más que de ganar dinero y eso parece dar la sensación de que Chirbes tira de palabras malsonantes y de ciertos giros que a muchos les provocan cierto terror. Ni caso. Esta novela es de lectura obligatoria para todo aquel que ame la literatura y también para los que piensan que hay que seguir comprando libros al peso escritos por un sueco que se ha inventado un culebrón. Avisados quedáis.
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