Su novela anterior fue de las más vendidas, esta va por el mismo camino pero que nadie se espera una continuación de la biografía del autor sino una especie de diario, con ínfulas de novela, escrita entre Semana Santa y el final del verano de este año. Incluso hay dos trozos que parece escribir el novio del autor lo que demuestra cómo hoy en día a cualquier cosa le llaman novela.
Y si en nuestra reseña anterior comentábamos que se trataba de la historia de uno de tantos charnegos que se van a Madrid a ganarse la vida, lo que nos parece perfecto, ahora nos encontramos no sólo con los traumas del autor sino con la confesión de sus adicciones, al alcohol y al sexo, de hace años. Nos seguimos preguntando qué pensará Kiko Rivera si lee este libro y recuerda cómo en el programa del autor le ponen a caer de un burro por hacer lo mismo que hizo "el dueño del cortijo".
Y no hay nada más. Que si ahora voy a ensayar la obra de teatro que he encargado, que si me acuesto con un becario, que si mi pareja no me entiende...nada. Nada nuevo bajo el sol, la crisis de los cuarenta puesta negro sobre blanco, excúsenme el uso del tertulianés en este caso, a lo largo de ciento y pico de páginas, una portada, un título que recuerde a Pavese y listo, ya tenemos un best seller.
El problema está en que el autor sigue escribiendo como si siguiera en una revista del corazón, a su ausencia total de recursos estilísticos se une un egocentrismo patológico que tendrá solución cuando deje la tele de aquí a un tiempo. Mientras tanto sigue exprimiendo el limón e incluso dejando con cara de vaca que mira al tren a las que compran su novela. Lo decimos porque en las primeras páginas desvela el escritor, porque escribe, cómo se quita de encima a la gente que le pide una foto o un autógrafo. ¿Si han pasado por caja sí hay foto? ¿Por qué las damas de la alta suciedad leen este libro y no se escandalizan? Demasiadas preguntas para una obra de la que muchos, autor incluido, siguen pensando que "si eso sirve para que la gente vea un libro bienvenido sea". Craso error, si alguien que no lee se anima a leer esto lo más probable es que no lea más en su vida. En fin, otro éxito del autor. Esperamos vuestros comentarios.
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