Lo dijimos cuando reseñamos su obra Vorágine, Drake es un escritor que se ha convertido en el heredero directo de autores como Carver o Bukowski. Al león de Andernach le debe la inspiración para esta novela. Si Hank contó en Hollywood cómo era la industria cinematográfica por dentro, Viktor Sinclair es el agente de actores más humano de Los Angeles.
Ambientada en los ochenta, Sinclair es el tipo abyecto y machista que a todos nos gustaría ser aunque no nos atrevamos. Su forma de hablar, su forma de gestionar a sus clientes, sus pensamientos, su rabia y el dibujo que hace de la citada ciudad californiana son una perfecta forma de reivindicar una literatura sin recursos estilísticos, sin lijar, sin artificios y sin grasas saturadas. Podría decirse que esta novela está escrita con las gónadas y no nos equivocaríamos.
Es posible que prefieras un quilo de novela o que sólo te tragues lo que las librerías quieres que compres pero si le das una oportunidad a esta novela no te arrepentirás. No es literatura, es la vida misma. Obligada adquisición para los amantes de las historias sin anestesia.
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