La obra de Cioran sigue siendo, para un servidor, uno de los pilares que sostienen mi vida. Hemos repasado algunas de sus obras y ahora es el momento de abordar el comentario de una de las más curiosas de su producción.
En lugar de comenzar directamente con los aforismos, lo hace con una introducción histórica en la que repasa a los filósofos griegos que marcaron su camino y una erudición fuera de toda duda. Tras estos pasajes, vuelve a los aforismos, pero de una forma distinta.
En lugar de filosofar durante diversos temas, que también lo hace, no duda al recoger la opinión de personas de su barrio, quizá más vulgares, pero que encajan con el momento de la vida del autor en el que redactó esta obra. Poco más hay que añadir. El cinismo, las nociones sobre el gran desengaño y las reflexiones sobre la existencia son tan brillantes como siempre y tan necesarias como infalibles. Otra lectura obligada.
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