Está siendo uno de los éxitos de la temporada y eso que el nivel de publicaciones sigue imparable dados los elevados índices de lectura en plena pandemia. Ahora que la hemos leído, entendemos mejor por qué es una obra tan bien valorada.
En primer lugar, porque aborda un tema, la muerte de un padre, que puede tocarnos de lleno. Y en segundo, porque en lugar de caer en el error de redactar una novela prefabricada (como tantas otras que transcurren en una casa con muebles de Ikea y que presenta los límites entre el relato y el cuento muy difuminado) se prefiere apostar por la novela clásica española con un ambiente rural al que se añaden algunas pinceladas de modernidad (en lo que a la vida de los personajes se refiere).
El resultado es una novela dura, llena de matices y muy bien desarrollada. La trama es lineal y vas notando cómo crecen las ideas en la mente del protagonista. Su lectura nos reconcilia con el género y nos permite confirmar que la obra merece todo el éxito que está teniendo.
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