Vaya por delante que detesto la novela histórica al considerar que fantasea sobre hechos históricos que se mezclan con otros imaginados provocando que quien lee crea algo que no es cierto. Tampoco ayuda, en este caso, que la novela se desarrolle en la ciudad en la que vivo, una de las más abominables y atroces del planeta ahora convertida en un parque temático para borrachos, aficionados a los caballos y bailaoras amateur nacidas en el quinto pino. A pesar de lo anterior, me interesa muchísimo cómo la autora se ha convertido en personaje, ¿o coraza?, de sí misma casi sin darse cuenta gracias a una serie de aspectos que no vienen al caso. ¿Habrá sabido convertirse también en novelista y mantener mi atención durante la lectura de su obra?