Andrés Barba tuvo la valentía de enfrentarse a la redacción de un ensayo sobre el humor. Su decisión nos parece más acertada que el desarrollo de un texto que va perdiendo fuelle a medida que se avanza en su lectura.
Si bien es cierto que la primera parte es muy interesante y nos explica, de forma eficaz, la anatomía del chiste, las claves de Garganta Profunda y la vida secreta de los cómicos, empieza el texto a patinar al comentar, de forma aligerada, la corriente filosófica del cinismo que de humor tenía bien poco.
Pero como mandan los cánones, tiene que llegar el sectarismo de forma obligatoria para recordarnos que los atentados del 11-S en Estados Unidos fueron producidos por el odio que se le tenía al país, hay que criticar a George Bush y se deben añadir algunos toques de hipogresía que siempre quedan bien, aunque no tengan absolutamente nada que ver con el tema principal del ensayo.
Se salva el 50 %, pero tampoco es que se trate de un trabajo sesudo. Más bien, parece el resultado de un trabajo universitario al que se le han ido añadiendo nuevos capítulos hasta que ha quedado más o menos bien. Curiosamente, se habla de Hitler, pero no del enorme trabajo que tuvieron los humoristas de nuestro país para burlar la censura franquista. Un síntoma más de que el embudo del pensamiento único termina por ser la puntilla para un libro que podría haber sido mucho más objetivo y acertado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario