La verdad es que Stephen King siempre me ha parecido un autor respetable, pero que, con honrosas excepciones, me aburría al intentar ganarme el pulso con una cantidad de páginas prescindible y con un estilo que no siempre me ha resultado, ni falta que me hace, digerible.
Su intención en la obra que reseñamos no es otra que hacer una novela más de su bibliografía, aunque camuflada de monografía. Comienza como si de unas memorias se tratase, continúa ofreciendo consejos para escritores noveles (algo fácil desde quien vende millones de ejemplares) y termina sin aclarar nada y criticando a un montón de autores que no le gustan.
¿Es libre para escribir lo que le apetezca? Por supuesto. ¿Es útil lo que expone? Puede ser, pero su parecido a un episodio de Navidad cualquier serie, los guiños a sus obras y otros elementos convierten al libro en una promoción inequívoca de su obra literaria. Todo sea por facturar, pero, en este caso, con un mensaje que puede calar en quien quiera imitarle ante la página en blanco. Prescindible.
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