La epidemia de novela negra que llena los anaqueles de las librerías podría provocar que no te animases a leer esta obra. Sin embargo, su clasicismo, una técnica tan clásica como depurada y la apuesta por una trama muy bien hilada son elementos suficientes como para confiar en ella.
El autor ha encontrado un filón muy interesante y no deja de explotarlo con textos a la antigua usanza que demuestran que también es posible cuidar el vocabulario y no caer en modernidades que no ayudan al desarrollo de la novela. Es cierto que hay mucho de Agatha Christie y que la novela negra británica del siglo pasado es el denominador común, pero a nadie le amarga una obra en la que no hay ni psicópatas, ni drogas, ni ambientes sórdidos. En definitiva, las protagonistas de la novela te caerán muy bien y se convertirán en detectives accidentales. Sin duda, lo vas a pasar en grande. 

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