La gira europea de Woody Allen acaba de parar en Roma. Si en anteriores ocasiones hemos pasado por Londres, Barcelona y París, la ciudad eterna parecía parada obligada en esta especie de encargos de las oficinas de turismo de cada país. En Roma, con Benigni y con el propio Allen de actor nada puede salir mal...¿o sí?
La película nos narra varias historias entrelazadas que son introducidas, al principio de la película, por un guardia urbano. El clásico flechazo entre la americana y el italiano y el choque de culturas entre la familia americana y la italiana es la que protagoniza Allen. La segunda historia nos narra la llegada a Roma de una pareja de pueblo para que él trabaje en la empresa de sus tíos, ambos experimentarán nuevas forma de vivir la vida.
El flashback de un arquitecto que revive su juventud y una historia de amor en Roma siendo como un espíritu que acompaña a un joven es quizás la historia mejor narrada y las más Allen de todas. La historia de un italiano vulgar que se convierte en famoso de la noche a la mañana y luego cae en el olvido es la que más nos recuerda al cine italiano que todos tenemos en mente..
La fotografía es alucinante pero en Roma eso es bastante fácil de lograr. La pelicula es, en definitiva, una reflexión en la que personas vulgares logran la fama, la excitación y el reconocimiento por unos dias pero regresan a su estado natural bien por miedo o por cumplir su destino. No nos agrada la última escena ni la última frase de la película. De la tanda europea de cintas de Allen esta es de las mejores. Recomendable.
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