Carmen Mola también sorprende en esta segunda entrega, que se convertirá junto a la primera en serie televisiva, con un estilo rápido, certero y eficaz que no te deja ni respirar desde que comienza hasta que termina la novela.
Lo mejor es que el desarrollo de la trama, del que no te vamos a contar nada, no incluye pasajes de relleno para alargar el texto (muchas de las novelas negras parecen venderse más al peso que por su verdadera calidad). Todo es pura acción y a través de los distintos pasajes es posible conocer algo mejor las características psicológicas de los personajes.
Tejer una historia semejante no resulta nada fácil. Quizá eches de menos algún guiño más literario o su forma de escribir te parezca demasiado cinematográfica, pero también es necesario reivindicar novelas que distraigan al lector y que le ayuden a evadirse un poco de su realidad. Sea cual sea tu preferencia, esta segunda parte de la trilogía es incluso mejor que la primera. De ti depende disfrutarla.
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