Luis Landero es uno de nuestros autores favoritos al tener la facultad de crear un universo propio tallado en cada frase. En esta ocasión, nos presenta una novela en la que demuestra que es posible mantener el equilibrio entre las historias populares y la literatura del siglo pasado.
Y no queremos decir que se trate de una novela anticuada, sino de una diseñada a medida de los que disfrutan de la literatura escrita en español. Como es habitual, el autor te pone su espejo delante para que recuerdes a ese personaje tan curioso que solía ir al pueblo donde pasabas los veranos. Uno de esos inadaptados se hizo famoso en cierta localidad por organizar una obra de teatro cuyos resultados habrás de descubrir durante la lectura.
Es una obra sin prisa, para repasar una y otra vez sus párrafos, alejada de todo lo que se publica hoy en día y realizada sin fórmulas y sin patrones. El texto va creciendo poco a poco hasta convertirse en un claro ejemplo de cómo es posible tejer una historia preciosa que devuelve a Landero al panorama literario.
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