García Márquez falleció cuando estaba trabajando en unas cinco novelas. La idea era conectar distintos relatos con los mismos protagonistas de la tercera edad. De hecho, leyó uno de los relatos en un evento para dar a conocer su propuesta. Si la obra permaneció en un cajón fue por algo, aparte de por el fallecimiento del autor. Ahora sus herederos han considerado adecuado publicar la propuesta.
Al sencillo planteamiento de la protagonista se le añaden algunos matices que permiten ver casi las costuras de la trama. Evidentemente, la maestría del autor cubre esas presuntas carencias y nos permite disfrutar de una historia que no deja de ser un relato largo más que una novela. Como siempre, en la balanza aparecen factores como la culpabilidad, la felicidad o cómo disfrutar de la vida.
Un final abrupto invita a pensar que esto ha sido ligeramente retocado para que encaje y se pueda vender como novela. De todas formas, es importante reseñar que, aunque sea una obra de senectud, es más que probable que cientos de escritores nunca lleguen a superar el nivel de un autor tan indispensable. Buena lectura tanto para los que ya conocen al escritor como para los que quieren conocer cómo escribía.
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