Sin dudar nunca de que Oruña es uno de los grandes nombres de la novela negra española, esta obra nos ha dejado un tanto indiferentes por varios motivos. No queremos decir que la autora no tenga la maestría necesaria para mantener el interés del lector, más bien se trata de nuestro gusto personal y de la manera de contar la historia.
El crimen que hay que resolver se va haciendo a duras penas con la colaboración de unos agentes que se limitan a ver las grabaciones de una cámara de vídeo y a atar cabos de una forma un tanto torticera. Tampoco nos agrada conocer como lectores quién es el culpable a la mitad de la novela. Respecto a las partes no dialogadas hay algunos pasajes prescindibles y el estilo llega a ser sonrojante en múltiples ocasiones.
Insistimos, cualquier persona que publica una novela lo hace porque hay un inmenso trabajo detrás y porque una editorial confía en ella. Es el caso de Oruña que vende miles de ejemplares. Es cuestión de gustos o de nivel de exigencia. Esencial para los que busquen una novela negra básica en la que no es necesario encajar demasiadas piezas.
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