Frío y niebla

 Es Muñoz Gijón  un autor prolífico, abonado al disparate como género literario y, sobre todo, muy crítico con la endogamia de la ciudad de Sevilla. En esta nueva entrega no iba a ser menos y vuelve a dar en la clave.

 La unanimidad de los medios subvencionados por el gobierno a la hora de masacrar la serie de Alex de la Iglesia no me sorprendió. Titulares como «de la Iglesia decepciona» ( Ok Diario ) o «la oportunidad perdida» ( El diario ) confirman dos aspectos esenciales: no ingresar más de 500 000 euros al año de nuestro dinero en propaganda institucional les llevaría a la ruina y, lo más importante, el socialismo respeta la libertad de expresión de quien pertenece al partido. Todo lo demás es fango, ultraderecha y la puta que los cagó a todos.

 Tras su primera y brillante novela, la autora fue finalista del premio Planeta con la que ahora comentamos.

 Hablar de Silvia Abril es hacerlo de una actriz que lleva décadas en esto y que parece olvidar sus inicios en La Cubana en lo que respecta a frescura y comicidad. Ahora parece vivir casi en un mundo paralelo que rellena con mucho entusiasmo y retranca, pero que no siempre consigue conectar con la gente. Hay una sensación permanente de pensar que te está vendiendo algo y esto genera una sensación algo negativa.

 La serie se vende como « thriller tributario» y está a medio camino entre el boceto, la españolada y la propaganda sanchista más voraz.

 Tras comentar una novela anterior del autor, decidimos hacer lo propio con esta en la que confirma los mismos tics, aunque con adecuadas diferencias.

Ofrece la autora una distopía de ciencia ficción que se adelantó tres años a lo que padecimos durante la pandemia. Se le achaca que los personajes no tienen entidad propia, carga psicológica o matices completos. Ignoran los críticos que más que una novela es un relato largo al estilo de Edgar Allan Poe donde es más importante el mensaje que la forma. Que no te asusten las críticas sobre el exceso de violencia. Recomendable.

 Resulta casi imposible entender el éxito de los hermanos Marx sin la acidez de Groucho, la picaresca de Chico y la expresividad de Harpo. Aunque parezca que este último es el más comedido de los tres hermanos más famosos, su vida interior da mucho juego tal y como se comenta en este libro.

 Debuta Serrano en la literatura con una obra que rompe todos los moldes de la literatura actual y que confirma que estamos ante una autora distinta a todas.

 Refleja Perry en su biografía cómo el niño que quiso ser famoso terminó siéndolo y dedicándose a una profesión apasionante. Por suerte, no se deja nada en el tintero y muestra esa otra cara a la que no le daban los focos de la serie que lo encumbró.

Fue un fenómeno de  cosy crime en Japón y en esta segunda entrega nos encontramos con una joven que realiza investigaciones gastronómicas para encontrar los platos que añoran una serie de personajes.

 Que Carmen Mola ha sido un proyecto repleto de éxitos lo confirman los millones de lectores que han leído las aventuras de Elena Blanco. La quinta entrega de la saga será la última y, anticipaban sus autores, la mejor. 

 Recomendada hasta la saciedad, la novela  se ha vendido como un fenómeno de la literatura coreana que no podemos dejar de leer. Lo malo es que cuando uno se pone a ello no tarda demasiado en aburrirse muchísimo.

 Distintos han sido los calificativos de una obra que sigue sorprendiendo. Ciencia ficción, política-ficción, sátira política o cómo queramos denominarla, semejante novela supone un guiño al futuro, se editó en 1949, que se confirma en el presente.

 Que Cioran es uno de nuestros autores favoritos  no es necesario decirlo, por ello apostamos por este libro de entrevistas con personas que conocen bien su obra y que analizan al filósofo como persona.

 Ha conseguido Gamboa establecerse como autor independiente gracias a Nuria Badal, una agente de la policía autonómica de Cataluña que se enfrenta a casos truculentos y que resuelve no sin riesgos.

 Consigue Daniel Ruiz en la novela adentrarse en la vida diaria de Periquillo y de su Tata. Y lo hace no con la asepsia habitual, por no decir burla, de los que intentan comentar alguna que otra expresión típica de quien no ha ido al colegio y sobrevive en una barriada marginal de Sevilla, sino con el máximo respeto por una forma de hablar que transcribe a la perfección en una suerte de memorias del protagonista.

 Es esta primera obra de la serie dedicada a Gálvez la que mejor demuestra que es heredera de una literatura ya perdida en el tiempo. Los tics del autor se combinan con una trama enmarcada en la Transición,  los chanchullos de la época y todo lo relacionado con una libertad de expresión que, incluso hoy en día, se subvenciona para callar las voces discordantes.

Tras ganar el premio Fernando Lara, la presente novela consiguió convertirse en una de las más vendidas gracias a la calidad que le vio el jurado y que el lector de a pie quizá termine por no encontrarla.

Yo es que a usted lo veo pasar por aquí cada mañana y hoy me he dicho que por qué no voy a hablar con él. Es que me siento aquí porque trabajo ahí en el jardín de la casa de Don Antonio. Yo estoy jubilado ya, pero cobro la mitad de la paga. Me tuve que jubilar porque me cogió un coche en un paso de peatones y me rompió la tibia y el peroné. Desde entonces, no tengo fuerza en esta pierna y llevo un bastón. He sido gruista durante 50 años y también trabajé dos años en la basura. Tengo seis bocas en mi casa para comer, pero no han salido a mí. Yo cuando termino en el jardín me voy a mi casa, me pongo la radio y cuido de mis pajaritos. No le hago daño a nadie. Me gusta la copla española. La escucho y saco mis letrillas. Trabajo a diario para darles de comer. No sé hacer otra cosa.  Imagen | Ct Memmories para Pixabay

Eva Baltasar daba por cerrada su trilogía sobre personajes femeninos y lo hace con un estilo tan propio como irrepetible.

 Tras algunas obras juveniles escritas al alimón con su marido Juan Gómez Jurado, la autora da el salto a la novela para adultos con una obra que deja un agridulce sabor de boca.

 La excelsa obra de Eva Baltasar  bien se podría resumir en esta novela en la que trata temas como el lesbianismo, el suicidio y las relaciones personales.

 Slavoj Žižek es un autor del que hemos reseñado otras obras otras obras en el pasado al parecernos uno de los pensadores más curiosos del presente siglo. En esta ocasión, su análisis del presente, y del caótico futuro que nos acecha, nos ha dejado a medias.

 Ernaux ganó el Nobel en 2022 y escribió esta obra en 1977. Gracias a la editorial Cabaret Voltaire lo podemos disfrutar en una edición bastante cuidada de una obra fundamental que ayuda a cambiar el panorama de la literatura juvenil.

Elísabet Benavent es una de nuestras escritoras favoritas  y nos seguimos negando a considerarla, como hacen algunos críticos profesionales, una autora menor o, todavía peor, una escritora para mujeres. 

Se nos narra la historia de Idoia López Riaño, miembro de ETA, y de Miren, una adolescente vasca que vivió los años del plomo de forma paralela a la de la terrorista mencionada.

Que la prosa de Baltasar recuerda a Céline, Hemingway está bastante claro. Lo que no lo estaba, hasta que leí esta novela, es que también era reina de la metáfora y que su creación de escenarios paralelos en esta realidad es tarea complicada, aunque el entuerto se resuelve con enorme solvencia.

 Es el de Eva Baltasar uno de esos casos extraños en la literatura patria que no deja de llamarnos la atención. Sus merecidos premios literarios no coinciden con una vida sencilla, alejada de lo habitual en los grandes autores y, sobre todo, centrada en la creación. 

 Posiblemente, sea la novela más cinematográfica de Millás, sobre todo por una película protagonizada por una genial Malena Alterio (aunque la cinta tiene algunas fugas), pero también una de las que confirma el universo literario del autor.

Salman Rushdie es, posiblemente, el escritor que mejor ha aprovechado sus problemas personales para dar a conocer una obra que, en caso contrario, no habría tenido tanta repercusión.

 Fue Hemingway el que dijo que «una buena novela comienza con una buena frase y termina con otra buena frase, lo que sucede entre ambas no importa». Destombes parece haberse tomado esta filosofía muy a pecho, ya que consigue, partiendo de una gran idea, una novela para olvidar a la que se ven las costuras por todas partes.

Si una serie cuenta con el inmenso Eduard Fernández suele ser sinónimo de éxito. En esta ocasión, el actor vuelve a ser el eje sobre el que gira la acción, pero está acompañado de enormes intérpretes como Salva Reina, que hace de malo, Chino Darín o Sergi López el resultado es excepcional.

 Siempre me interesó la obra de Busquets  por aquello de estar escrita sin presiones y sin pretensiones que no siempre es lo mismo. En esta ocasión, deja la novela para pasarse al relato, pero solo aparentemente.

 Pérez Gellida consiguió el premio Nadal por esta novela que utiliza como herramienta para desenvolver su forma de entender la literatura.

Luis Landero es uno de nuestros autores favoritos  al tener la facultad de crear un universo propio tallado en cada frase. En esta ocasión, nos presenta una novela en la que demuestra que es posible mantener el equilibrio entre las historias populares y la literatura del siglo pasado.

García Márquez falleció cuando estaba trabajando en unas cinco novelas. La idea era conectar distintos relatos con los mismos protagonistas de la tercera edad. De hecho, leyó uno de los relatos en un evento para dar a conocer su propuesta. Si la obra permaneció en un cajón fue por algo, aparte de por el fallecimiento del autor. Ahora sus herederos han considerado adecuado publicar la propuesta.

 Era Escohotado comunista defendido por los que apostaron por la legalización de las drogas hasta que escribió su monumental Los enemigos del comercio y se dio cuenta de que semejante patulea fue sablista de nacimiento, caradura de desarrollo y asesina sin solución alguna. Su caída en el olvido para semejantes pelanas sirvió para que otros reconocieran la indudable valía intelectual de uno de nuestros filósofos más importantes y, para un servidor, el más definitivo.

El gran éxito de la novela en TikTok, y positivos comentarios por doquier, provocaron mi interés por leer una obra que lo tiene todo para vender muchos ejemplares, aunque a base de sobrepasar todo tipo de límites.

 El texto se rescata tras cuatro décadas de haberse publicado como novela corta, pero se le añaden varios fragmentos que terminan por convertirse en el pegamento entre las distintas partes de la vida del protagonista.

 La verdad es que Stephen King siempre me ha parecido un autor respetable, pero que, con honrosas excepciones, me aburría al intentar ganarme el pulso con una cantidad de páginas prescindible y con un estilo que no siempre me ha resultado, ni falta que me hace, digerible.

Repasamos una interesante obra de Diana Cárdenas que aglutina distintas tendencias que entroncan con la filosofía, el humanismo y un punto de vista actual sobre la evolución humana. Ella misma nos indica cuáles eran sus pretensiones al redactar la obra.

 Teníamos ganas de leer una de las obras del que se ha considerado como uno de los autores galos con mayor éxito de ventas. Sin duda, acertamos totalmente al enfrentarnos a una obra que supone un reto constante para la mente del lector.

Regresa el gran Alexander Drake  con el cargador repleto de balas y con muchas ganas de destrozar la cultura woke que nos intenta hacer comulgar con el pensamiento único.

 Que Eduardo Mendoza  es uno de nuestros autores favoritos se puede comprobar repasando las reseñas de sus obras previamente publicadas. Esta novela nos sorprendió, ya que, como es habitual en el autor, poco se sabía de un proyecto que, según ha declarado, «cuando me vine a dar cuenta, ya tenía escrita más de media novela».

Quintana confirma en esta pequeña obra que es posible tejer un texto de forma artesanal, sin venderlo al peso y, sobre todo, mantener la esencia de la literatura.

 El tapatío Antonio Ortuño se marca una novela en la que comenta las vicisitudes de una banda de heavy metal que quiere volver a reverdecer viejos laureles de la década de los 80 del siglo pasado.